lunes, 31 de diciembre de 2012



EJEMPLO DE FE : ABRAHÁM  E  ISAAC    (Ge 22. 23)

 
La Biblia nos cuenta cómo Isaac es elegido por

 Yhwh para renovar el pacto hecho con su

 padre Abrahám, frente a Ismael, para el que 

tiene otro destino. Vamos a comprender el 

relato del sacrificio de  Isaac. Cuenta el 

Génesis que Yhwh llamó a Abrahán y le dijo

 «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»


 Abrahán se levantó de madrugada y, junto a dos siervos,  con


 su hijo Isaac sepuso de camino hacia el Monte Moriah. Al

 tercer día  vio a los lejos el lugar y él y su hijo, solos,

 comenzaron a subir. Ya en la cima el patriarca dispuso el altar

 y la leña, ató a su hijo y se dispuso a inmolarlo. El ángel de 

Yhwh detuvo su mano. Y en premio a su fe ciega le prometió:
 
«Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho 

esto, por no haberme negado tu hijo, tu único, yo te colmaré de

 bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia como las

 estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu

 descendencia de la puerta de sus enemigos. Por tu descendencia 

se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de haber 

obedecido tú mi voz.»  


Quiero destacar el detalle de los tres días de camino que emplea

 Abarhám en llegar al mote Moriah. El número tres. No

 siempre es posible saber por qué tal número significa "tal"

 cosa. La asociación entre ambas realidades a veces es

 desconocida. Para nosotros los occidentales esto es difícil de

 entender, pero los semitas los usaban con toda naturalidad 

para transmitir ideas, mensajes o claves. La Biblia no explica

 nunca qué simboliza cada número, pero los estudiosos han

 llegado a averiguar algunos de sus simbolismos y han podido

aclarar muchos episodios bíblicos.
El número “3” representa "totalidad", quizá porque “3” son las dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro. Decir “3” equivale a decir "la totalidad" o "siempre.

Valdés Leal  s. XVII. Barroco
En este cuadro de Valdés Leal, s. XVII, vemos el momento en el que le ángel frena la mano de Abrahám. El mensajero  con túnica dorada,  pues él Yhwh, el que habla por medio de Él, simboliza la realeza, la sabiduría, lo sobrenatural  y el conocimiento; a su vez porta un lienzo rojo en su cintura. Por otro lado, el padre lleva una túnica azul que simboliza la lealtad, confianza, fe, integridad, lleva adornos que indican su nobleza y alta alcurnia;  el hijo, desnudo, con un lienzo blanco como única vestimenta, que simboliza la bondad, la pureza y la inocencia. Y aunque no son el centro de la obra, el hijo, Isaac, es iluminado con un foco de luz blanco, respecto del padre. Pues es la víctima del sacrificio.
 
Si nos fijamos en este detalle del cuadro, vemos a  Abrahám con la mirada perdida, muestra una profunda  tristeza de lo que va a ocurrir. La firmeza del cuchillo que porta en su mano derecha, indica que está resuelto a cumplir lo que se la ha pedido, su fe, su amor a Dios es más fuerte que el amor a su hijo. Aunque el cuadro representa a Isaac como un hombre,  la Biblia nos transmite que  era un jovencito, un niño casi adolescente.

Nos situamos hacia el siglo XVIII a de C.  en la tierra de  Canaán, donde habitan los pueblos semitas. Los sacrificios humanos era una práctica común en muchas de las civilizaciones del mundo: egipcia, china, india, azteca, en algunas culturas del Perú Antiguo. Asimismo, hubo sacrificios humanos entre los macedonios y los albanos del Cáucaso con fines purificatorios. Los cananeos tenían la costumbre de sacrificar al primogénito en honor de la divinidad o sacrificaban otras víctimas con fines de purificación pública, bien la ratificación de un acuerdo o una promesa o para alejar algún daño presente o amenazador. Los sacrificios en Birmania buscaban hacer invulnerable la ciudad. En Gezer era para conferir estabilidad y firmeza a los edificios y protegerla de los enemigos. En fin, entre los hebreos y otros hubo también presencia de estos rituales. Así la enseñanza para el pueblo de Yhwh es que  Éste no quiere sacrificios humanos. Él es el dueño de la vida y sólo Él puede darla o quitarla.

Slava  Groshev   s. XX Hiperrealismo
Slava  Groshev,  también representa a Isaac como un hombre adulto. En esta obra se aprecia instantáneamente  el mensaje de Dios Padre amoroso, que ama a su hijo con gran ternura, que este triste, porque ese hijo va a ser entregado a sacrificio. La tristeza del hijo muestra que ya sabe el sufrimiento que le espera. Por tanto en el relato del “Sacrificio de Issac” se  prefigura el sacrificio de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios.Luca Giordano, por otro lado, como en casi toda la simbología del color  en el barroco, mantiene el dorado y el azul, este era muy  difícil y caro de conseguir, pues se hacía con el lapislázuli traído de  se obtenía de minas situadas en las montañas de Afganistán  y llevado a Europa y por ello sólo se lo podían permitir  la realeza, la aristocracia y la gran burguesía.


Luca Giordano  s. XVII-XVIII   Barroco
Tiziano (abajo derecha) nos muestra el dramatismo del momento del sacrificio en un fondo oscuro de tormenta, tenebroso, toda la naturaleza se altera porque va a morir el inocente; el centro de la obra lo ocupa Abrahán, musculosos, fuerte, vigoroso, de gran impacto visual. El autor destaca la fe y determinacióde Abrahám .Tiziano es un maestro del color. y del dibujo, de amplias formas y un fluir de movimiento. De personajes muy humanos, nada divinizados.

Gerhard Wilhelm von Reutern, 1849.


En este En óleo el autor  pinta a Abraham como intermediario entre Yhwh y los hombres, entre Dios y su hijo, que  aparece como los describe la Biblia, un niño, apenas un adolescente.   Es una composición en la que el protagonista es Abrahám, padre de un gran pueblo, con el que Dios hizo su alianza. Él es el padre de un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo.

Chagall, precursor de surrealismo, es el pintos del color y de la fantasía. La Biblia sacó de él lo mejor. Este cuadro es completísimo: en primer plano Abrahám y en el centro el cuchillo, de color rojo: energía fortaleza y determinación; bajo él, a su hijo Isaac, de amarillo, cuyo símbolo es la juventud,  la inocencia; hacia la izquierda el ángel  y el medio que le envuelve, azul, es el cielo, la lealtad, la confianza, la sabiduría, la inteligencia, la fe, la verdad y el cielo eterno. y más arriba otro ángel de blanco, la pureza, la Vida Nueva, la resurrección. Bajo este vemos a María, el  árbol que representa la vida, la Anunciación. A la derecha superior tenemos la crucifixión de Jesucristo. Viene a decirnos que en el sacrificio de Isaac   se simboliza el sacrificio se Cristo. Es decir  la muerte  de Jesús de Nazaret se prefigura en el Antiguo Testamento.

Historia, Religión y Arte   ¡Una gran mezcla!

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